24.2.14

Mi visita al Ártico


Para saber la respuesta a la pregunta de los 64,000 chavitos, vamos al principio de la historia para poder entenderla mejor. Esta semana pasada emprendí un viaje hacia Laponia aquí mismo en Finlandia. Laponia finlandesa es una de las regiones de Finlandia que se sitúa justo al norte del Círculo polar ártico y se encuentra muy cerca de Noruega, Suecia y Rusia. Su contraparte es el círculo polar antártico y estos son los únicos dos lugares donde se puede ver la aurora boreal. Las que ocurren en el Ártico se llaman aurora boreal y las que ocurren en Antártica aurora austral. Este majestuoso espectáculo de luces se produce en la ionosfera de la Tierra, y es el resultado de colisiones entre electrones energéticos y los átomos y las moléculas en la atmósfera superior. El origen principal de la energía que hace funcionar la aurora boreal es el Sol - a través del viento solar - y el campo magnético de la Tierra. Las interacciones entre el viento solar y el campo magnético de la Tierra pueden hacer que los electrones (y otras partículas) sean atrapados y acelerados; aquellas partículas que no se escapan fuera de la cola magnética aterrizan en la atmósfera, cerca del polo norte magnético.

(Mi recorrido desde PR hasta Laponia)


Resumido es que la Tierra tiene un campo electromagnético en el cual hay unos pequeños “orificios” en los polos norte y sur por donde entran los vientos solares y producen estos colores al interactuar con la atmósfera. Se pueden ver de diferentes formas y colores y el mejor tiempo para verla es entre los meses de noviembre a marzo de 5:00p.m. – 2:00a.m. en noches claras sin nubes. Todo estaba a nuestra disposición, había mucha actividad de viento solar y a las 8:00p.m. salimos en búsqueda de la aurora boreal. La caminata con raquetas de nieve en los pies duró unas 3 horas bajo la luz de la luna, lejos de toda luz artificial; pero lamentablemente no pudimos ver el espectáculo de luces. La noche no podía estar más nublada y ni siquiera las estrellas pudimos ver.



Muchos terminaron defraudados y desanimados, culpando a la mala suerte pero extrañamente yo salí animada. A pesar de que no pude ver la razón por la cual viajé 16 horas en guagua hasta llegar a Laponia, quedé fascinada. Asombrada por la belleza del lugar, del majestuoso y misterioso paisaje cubierto completamente de nieve. De la bendición de disfrutar tal oportunidad, respirando aire puro y me pregunto cómo puede existir tanta belleza en un mundo lleno de pecado. Si esto es lo que podemos disfrutar aquí, no puedo ni en sueños imaginar cuán magnífico lugar nos tiene preparado nuestro Padre.



La naturaleza no falla en asombrarme, nunca pasa de moda. Desde alimentar a los renos hasta caminar por un lago congelado cada experiencia va a ser una inolvidable para mí. Este viaje fue un bálsamo, un oasis inesperado. Regresé del mismo con nuevas esperanzas, nuevas energías, un nuevo punto de vista y una licencia de conducir renos.

El levantarse y ver la luz de un nuevo día, salir, caminar y disfrutar de buena compañía y salud; todo esto se está volviendo rutinario y se está convirtiendo en algo común cuando son milagros inmerecidos. Una buena memoria es aquella que puede recordar las bendiciones del día y olvidar los pesares. El conocido pastor Joel Osteen mencionó en su libro Your Best Life Now: “Una de las razones principales por las cuales perdemos el entusiasmo en nuestras vidas es porque nos convertimos en malagradecidos… dejamos que lo que una vez fue un milagro se convierta en algo común. Nos acostumbramos tanto a Su gracia que se convierte en una rutina.” En fin, no pude ver la aurora boreal pero eso no me hizo olvidar todas las demás bendiciones que he recibido. Y tú, ¿de qué estás agradecido hoy?

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*P.D.: Lo de la licencia de conducir renos es cierto, aquí está la evidencia.*



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