Es mágico ver
cómo el lugar donde vives cambia, crece y avanza contigo. Ya han pasado 91 días
y 8 horas desde que llegué a Finlandia, pero no es como si estuviera llevando
una cuenta exacta de los minutos. Podríamos decir que ya he llegado a la etapa
de adaptación y tengo que decir que me está gustando demasiado. Los fineses han
cumplido con todos sus estereotipos y llenado todas las expectativas. Se definen
como personas tímidas y reservadas, calladas al principio. Sola y únicamente al
principio. Son leales, honestos y sencillos. Así son en todos los aspectos de
la vida, ya sea en los estudios, el trabajo, en relaciones amorosas y demás. Siendo
latina, es normal para mí ser amigable y sonriente. Aquí estar sonriente y riéndose
mucho es sinónimo de tener alcohol en el torrente sanguíneo. Y los que me conocen
y saben la cantidad de veces al día que me estoy riendo o haciendo alguna monería,
ya se pueden imaginar cuan borracha pensaran los fineses que estoy.
Progresivamente me he adaptado
al estilo de vida, al ritmo de caminar. Es un espectáculo ver a hombres y
mujeres de todas las edades correr hacia la parada del tren, autobús o metro
con tal de no perderlo porque no esperan por nadie. Y claro, yo he corrido
demasiadas veces detrás de cada uno de ellos; muchas carreras resultan exitosas,
pero la mayoría terminan en “the walk of shame”. Tambien ya me he adaptado a
los productos fineses. Todavía sigo utilizando la técnica de “tanteo y error”
con algunos alimentos pues por más linda que se vea la envoltura no me asegura
absolutamente nada.
Leipäjuusto (queso finés ahumado) con mermelada de cloudberry sobre una galleta de avena. Deli - cioso.
He tenido la bendición de
conocer a tanta gente linda aquí en Finlandia y hasta reencontrarme con compañeros
de estudio que fueron desde aquí a Puerto Rico de intercambio. No solo personas de Finlandia sino también de todo el mundo, desde Francia y Estonia hasta Corea del Sur. Y en especial la
gente de la iglesia adventista, la internacional y la finesa, me han dado tanto
cariño y atención. Por supuesto no puedo dejar de mencionar a mis fabulosas
roomates que son mis hermanas, madres, hijas, cómplices en crimen, de todo. ¿Quién
pensaría que 8 chicas de 5 países diferentes se podían llevar tan bien?
Cada nueva
experiencia me hace ver a Finlandia y la vida en una perspectiva diferente e
interesante. Espero poder seguir siendo curiosa. Curiosa de la cultura, de la
gente, de emociones, de experiencias. De la vida.